miércoles, 3 de noviembre de 2010
CRUCES III
Aún me duele la costilla, no sé exactamente por qué me duele. Tal vez, al otro lado, estoy crucificado y recibí un lanzazo en el costado derecho de mi tórax desnudo. Estoy crucificado. De la herida brota agua; se había acumulado agua en los pulmones formando un desagradable edema amoratando mis costillas e impidiendo la respiración fluida. El puntazo brutal significa, en realidad, un minúsculo alivio al sufrimiento así que doy gracias.
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