lunes, 28 de diciembre de 2009

ENCUENTRO (Parte 2).

Llegamos al hotel y nos sentamos abrazados a ver unos videoclips que pasaban en un canal cable de la Tele. Recuerdo que me llamó la atención uno de "QUEEN", "Friends wil be friends", nunca lo había visto. A esa altura yo no sabía qué iba a hacer. Mandé a Claudia a acostarse y me encerré en el baño; allí, apoyado contra la pared, dejé unos trozos de bambú que previamente había partido en dos con mi cortaplumas a fin de que no resultaran unas varillas demasiado gruesas, y una cinta para embalar; luego oriné, cepillé mis dientes y me metí en la cama. Claudia había comenzado a ponerse melosa sobándome las pelotas y con palabras que pretendieron ser rudas le dije que se durmiera.-Lo que usted desee, mi señor.En ese "usted" detecté un dejo de rebeldía y provocación de parte de mi seudo-esclava, provocación que yo, de buena gana, habría correspondido, pero aún no me animaba. Le di un besito y me volví a mi lado dispuesto a dormir. Me preguntaba qué estaría pensando de mí, no me habría extrañado que se levantara furiosa por mi inercia, se vistiera y se fuera, mandándome previamente a la mierda. Extrañamente me relajé y me quedé dormido.
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Con el sol pegándole implacable en el rostro, Claudia se debatía entre alaridos y estertores desesperados. Estaba con los brazos en alto, colgada de un grueso tronco al que tenía sus muñecas clavadas al árbol y lo mismo sus pies. Por su cuerpo, enteramente desnudo, corrían hilos de sangre que se mezclaban con el sudor que abrillantaba su piel. Su pecho subía y bajaba con desesperación, como si se ahogara. Sus labios vaginales estaban atravesados por un anzuelo del cual pendía un letrero pequeño en el que podía leerse "PUTA ESCLAVA, DESDICHADA". Su cara, descompuesta por el dolor, los ojos cerrados y apretados, sus axilas regadas por la transpiración y la sangre y sus abultadas tetazas moviéndose al compás de su tórax agitado, formaban un conjunto de horror que me llamaba a acercarme hasta su cadalso. Cuando tuve sus ensangrentados pies a la altura de mi boca, incliné la cabeza hacia arriba y le miré al rostro; ella abrió los ojos y con la voz temblorosa me dijo:

-DOLOR, DOLOR, MI DOLOR ES INSUFRIBLE, CRISTIÁN; MI DOLOR ES TUYO, MI DOLOR, AY, MI DOLOR .........BÉSAMEEE, CRISTIÁN, BÉSAME.Entonces le besé los pies sanguinolentos, lamí sus dedos, tobillos y el horadado empeine. Mis labios se llenaron de sangre, pero no me importó. Yo mismo me extrañé de no sentir ningún tipo de asco o pudor por haber hecho aquello; luego, rocé mi mejilla y frente en sus pies como en una caricia de gato. Claudia seguía con unos uf uf entrecortados mientras yo la miraba como embobado y horrorizado al mismo tiempo. De pronto, su cuerpo comenzó a convulsionarse, se estremecía como si sufriera algún tipo de ataque o electrocución: abrió los ojos con desmesura como si se le fueran a salir y cientos de gotitas de sudor perlaron su frente y mejillas; lanzó un agudo grito y luego, bufando y berreando, como si se entremezclara el dolor y la ira, dijo:

-SUFRIMIENTO, SUFRIMIENTO, MI SUFRIR, SOLEDAD, MI SOLEDAD, HUMILLACIÓN, MI HUMILLACIÓN, MI DESDICHA, ACOMPÁÑAME, CRISTIÁN.

Su ataque convulsivo se hizo más feroz hasta que, con la vista hacia arriba y derramando gruesas lágrimas, gritó.

-HUMILLAS, ME HUMILLAS, CRISTIÁN, HUMILLACIÓN, HUMILLACIÓN, POR DIOS, HUMÍLLAME, CRISTIÁN, HAZLO, HUMÍIIILLAME, TORTÚRAME.

Luego de esto se desvaneció y su fatigado cuerpo expulsó una cascada de orina amarilla y mojones de excremento.
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De un salto desperté medio aterrorizado. Desconocí el lugar en donde estaba. Encendí la luz y allí a mi lado vi el poto grande y blanco de Claudia; dormía boca abajo, muy serena y tranquila. Yo todavía tenía el corazón acelerado y casi saliéndoseme por la boca por el espantoso sueño.

CONTINUARÁ.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

ENCUENTRO.

Nunca en mi vida había dormido desnudo, es decir, más de alguna vez lo había intentado, pero habían resultado sólo noches de insomnio de un dormir sobresaltado. No se crea que la culpa era la costumbre de Onán; no, no era eso.......... no sé qué era pero empelotas se me hacía un mundo dormir plácido, necesariamente debía ponerme una camiseta y calzoncillos. Pero ésa vez sí estaba absolutamente empelotas y tenía una somnolencia demoledora; no creo que se debiera al cansancio de la caminata hecha por los cerros del puerto esa tarde, más bien la razón de que la desnudez no me impidiera dormir era que a mi lado yacía Claudia que, como es de suponer, también estaba vestida de Eva, ésta última circunstancia, que haría pensar con mayor razón en toda una noche de vigilia, me hacía estar tranquilo, relajado y algo así como "vestido".
Nunca había pasado la noche durmiendo con alguien a mi lado, de hecho no me gustaba compartir la cama. Todos mis anteriores encuentros sexuales habían sido furtivos, de un solo momento, de una mañana o una tarde, pero pasar una noche entera compartiendo un sueño una cama, jamás. Una cama matrimonial de dos plazas no me interesaba y me era inconcebible. El caso es que ahí estábamos los dos, en ésa habitación y desnudos, y yo con ganas de dormir y bastante contento. Tenía el miembro parado e hinchado, con los cuerpos cavernosos llenos de sangre, pero no obstante eso quería dormir, deseaba aplazar el momento para darle más intensidad. Eso pensaba o quería pensar, la verdad debo confesar que no me animaba a empezar lo que tenía que empezar. Era el primer encuentro con Claudia, nuestra primera sesión sadomaso.......mi primera sesión ........ y no me atrevía. De chico se me había educado bajo la doctrina de que no se debía golpear a las mujeres y que un hombre está precisamente para ponerlas a salvo de los peligros. Más de veinte años con ésas imágenes sádicas en mi cabeza a un nivel fantástico e irrealizable, reprimidas y ahora yo estaba allí, acostado, con mis genitales a punto de reventar, al lado de una desnuda tetona, consuetudinaria masoquista y media loca.
Habíamos decidido pasar el día en Valparaíso, turisteando por ahí, en un periplo que podríamos llamar "romántico". Besitos, arrumacos, sobajeos, charla agradable, risas, cafés, cervezas, un almuerzo con productos del mar, paseos en lancha por la bahía etc, etc. Claudia había dejado todo en mis manos. A medio día las muchas ternuras y lo dulce y simpática que se mostraba la mina (más de lo que yo esperaba) me hizo vislumbrar que se me haría cuesta arriba agarrarla a varillazos. Si no lo hacía quedaríamos frustrados, y yo particularmente, debería concluir que esto no era lo mío y no resultaba ser un sádico como siempre había supuesto ¿era tan malo concluir que no era un sádico?, no era un "ogro" y ya ¿qué tanto?, pero la cuestión era que la loca neurótica de Claudia me estaba comenzando a gustar demasiado. Claudia tenía algo, un "no sé qué"; su locura, su fantasía romántica y, por supuesto, sus tetazas que me hacían literalmente babear. Para quedar cubierto y darme un tiempo para entrar en situación le avisé a Claudia que el "sometimiento" vendría en cualquier momento y cuando ella menos lo esperara.

-Soy tu esclava, has conmigo lo que se te plazca- dijo.
-¿y si decido mandarte a tu casa sin hacer nada?
-has conmigo lo que quieras, mi señor.

Al decir aquello esbozó una sonrisa y puso una cara de falsa humildad que me hizo reír. Así me gustaba mi esclava: cooperadora con su "señor ogro", inteligente y chistosa.
CONTINUARÁ.