El poema me había llamado poderosamente la atención, tanto así que decidí ponerle un comentario. Claudia me respondió el post que le escribí. Me pregunta dónde puede encontrar la bebida amargadulce, la calma dolores de la que hablo con tanto fervor (le había recomendado que bebiera un poco de ella).
Haciendo una especulación acrobática postulo que, en el caso de Claudia, su bebida amargadulce es el masoquismo o más bien, el sentir dolor y sufrir; tal vez sea una manera de ella de sentirse viva. Claudia siempre se está quejando en sus textos, se autotortura y lo hace tanto que a veces me parece que lo goza de una forma sexual; si esto fuera cierto sería para mí una mujer fascinante aunque no pierdo de vista el hecho (gran posibilidad) de que puede estar presente un elemento autodestructivo y demoniacamamente neurótico; habrá que ver con cautela y caminar despacio por las piedras. Le respondí con unas letras que quieren ser esperanzadoras. Hay otra posibilidad y es que todo no sea más que una proyección de mí mismo y de mis conflictos internos, al fin y al cabo no se quien es Claudia, ni qué vida llevará.
«El Sueño»: Lord Byron; poema y análisis.
Hace 2 días