viernes, 27 de marzo de 2009

SI TIENES SEXO CON OTRA....

"Si tienes sexo con otra me gustaría saberlo, para así auto compadecerme y hacerme la víctima y sufrir". ¡Dios, que palabras dices¡, ¡cuanta morbidez¡ Esas palabras tuyas se me quedaron grabadas. ¡Que excitante eres, Claudia ¡. ¡Que par somos ¡, unos verdaderos depravados, nos gusta la degradación, nos enardece, nos domina y nos ahoga y sin embargo creo que al verdadero dolor, al que nos destroza el corazón, ese que es el real, el de los clavos reales, el de los verdaderos engaños, las verdaderas soledades; esos sufrimientos, no nos gustan, le tenemos temor a ese vacío sin puntos de referencia, a ese estar absolutamente solos. No sabríamos cómo actuar ante esa muerte. Para no llegar hasta allí, para no correr el riesgo preferimos estos sufrimientos pequeños y de a mentiras, estas simulaciones de tortura, este remedo de vivir la vida que no es más que una migaja ingrata, agria, pero dulce porque es segura y nos permite soportar ¡auto compadecerme y hacer el papel de víctima¡. Pobrecita la niña, tan solita, tan triste, y es una bonita chica y está tan sola ¡que injusta es la vida con ella¡. Te merecerías unos buenos correazos, Claudia, por hablar así, para que reaccionaras de una vez. Esas serían las amenazas de mi padre y de mi madre si yo tuviera esa actitud y esas palabras (que las tengo y son mías también, clandestinamente) y a esas amenazas les tendría pavor, es más, no tanto a los correazos como a las miradas sancionadoras y censuradoras de la autoridad, estas me serían insoportables y humillantes y mis lágrimas correrían con verdadero dolor. Así somos, Claudia. Pero creo que a fuerza de tragar tanto ajenjo, tanta amargura (de la suave), nos gustó esta y ya no podemos prescindir de ella.
Hácete la víctima, mi princesa caída, hácete la mártir y no te auto compadezcas que yo haré eso por tí. Te compadeceré, diré que eres la pobre niña viviendo su sufrimiento y te consolaré en mi pecho, mi melancólica tetona. Vivamos esta degradación de la lujuria, los afectos y el amor; vivámosla. Esta mierda de mundo nos dio la posibilidad de encontrarnos y de juntar nuestros vacíos infernales. Aprovechemos la oportunidad que se nos dió y emborrachémonos con el ajenjo, alucinemos, seamos degradadamente felices; sé mi víctima. ¡cuanto sufrimiento llevas acumulado en tu alma y en tu cuerpo, Claudia¡. Se me erectó cuando dijiste aquellas palabras, se me erecta el falo y me estremezco cada vez que compruebo el regalo que se me está dando. Mi Claudia, mi dulce niña, mi agridulce presencia que me hace llevadera la vida.Te inquieta saber lo que realmente pienso de tí ¿no? te preocupa. Lo único que pienso es que hasta el momento me gustas y que quiero que nos potenciemos en nuestra sensualidad sadomasoquista, quiero intoxicarme con ella y contigo. No te preocupes, Clau, no creas que pienso que seas una loca jajajajajajaja, bueno ..... lo eres, pero se también que tienes sentido común y que tan lejos no has llegado como para confundir la realidad con la fantasía (lo que sería peligroso). Tranquilízate, que te quiero bien y te cuidaré. No creas que soy un psicópata sexual, no, por favor; todo esto es un símbolo, un ritual, hacemos como que, no pasaremos más allá porque en el fondo amamos la vida (que quede entre nos, no se lo cuentes a nadie) y sólo deseamos que nos amen. Amamos tanto la vida y los placeres que creo que allí está la raíz de nuestro problema; no quisiéramos que ellos se fueran; somos muy lujuriosos, tal vez más de lo que creemos y de lo que son los demás.
Me encantas cuando me ruegas y cuando dices que soy tu adicción, cuando me preguntas por qué te hago sufrir. Hasta pronto, mi melancolía, mi cerda y lujuriosa amiga.

sábado, 21 de marzo de 2009

EN ESTOS MOMENTOS ,

En estos momentos Claudia vive en una ciudad del norte. Muchos kilómetros nos separan. Ella está allá sabiendo que yo estoy aquí pensando en ella, excitándome y pajeándome con las letras que me ha regalado. Leo su poema una y otra vez, imaginándome su mirada. Claudia dolorosa, sólo tengo esas letras tuyas anotadas en un papel de cuaderno, sólo tengo tu nombre. Cuando le confesé que no he hecho otra cosa que masturbarme en la noche pensando en ella y que me parece haberlo hecho por una eternidad desde antes de haber nacido (es una eternidad, ella sabe) me dijo que a ella le pasaba lo mismo, es decir, se pajea pensando en mí. ¿Será?, ¿tanta son las coincidencias ?. Acordamos un juego, nos contaremos las fantasías que nos imaginemos con el otro, las sado-eróticas claro está, las fantasías de lo que sucederá cuando nos encontremos de nuevo.

viernes, 13 de marzo de 2009

HE SEGUIDO .....

He seguido contactándome con Claudia. Me escribió una carta donde venía un poema; son letras que hablan de vacío, de dolor y de angustia; en ellas me describe (a mí) como una imagen fantasmagórica, una suerte de holograma creado por su propia mente; señala que no deja de pensar en mí. Claudia deja patente su soledad al aferrarse a alguien tan etéreo como lo soy yo. No me conoce, tan sólo están unas pocas palabras que he sembrado en esos campos infinitos y ella ya me tiene en su cabeza apretada y febril. Pero yo sé lo que es eso, o mejor dicho quien es, es aquella que viene cuando nadie la llama y la que se va cuando uno más la necesita, se llama esperanza. La esperanza, una gota de agua que hace pensar que en alguna parte ha de existir la fuente de donde emana el agua que calma la sed.
Si, ella tiene razón, soy una imagen que su mente ha creado, pero a la vez yo también me he creado una imagen de ella. Hablamos sobre esto y lo aceptamos, conscientes de nuestra irrealidad asumimos, por ahora, este juego. Es un juego morboso porque sufrimos, morboso porque nos inventamos sufrir para sufrir más; es un experimento para ver qué sucede.
Cada vez que leo y vuelvo a leer su poema, sus letras dolorosas me hacen endurecer el pene de forma furiosa. Parecen ser tantas coincidencias de gustos, opiniones, que es para no creer tanta casualidad. Cuando Claudia habla de su fatalidad -¡como usa esa palabra¡- quisiera poder estar a su lado acariciándola, abrazándola, dándole a beber un poco de la bebida amargadulce con trozos de ternura, pero por ahora estamos lejos el uno del otro.
Claudia, ignoro tu vida, la causa de tus fatalidades. Tu grito desesperado de dolor y angustia me excita, me entristece y conmueve, todo junto revuelto como en una licuadora.

viernes, 6 de marzo de 2009

HACE TRES DÍAS,

Hace tres días, Claudia me preguntó si he fantaseado alguna vez con ser esclavo. Va tan en contra de mi carácter eso de ser esclavo que no lo soportaría por mucho tiempo. Me es inaguantable la más mínima servidumbre o algo que se le aproxime siquiera, no podría ser el "suche" de alguien. No me estoy jactando, ni lo digo con orgullo o soberbia ...... y soy sincero, más aún si pienso que es muy difícil andar por la vida como un rebelde sin causa, insoportando cualquier muestra de autoridad como un cascarrabias gruñón, remedo barato de Jean Paul Marat. Sin embargo, confieso que he tenido fantasías sexuales de sometimiento. Durante mucho tiempo mis ideas estuvieron confusas al respecto y llamaba fantasías de esclavitud a lo que en realidad eran imágenes de un prisionero condenado a castigos dolorosos, torturantes e infamantes. No había algo directa o explícitamente sexual, pero fueron causa de innumerables voluptuosidades que por años pensé eran visiones demenciales y excéntricas. Claudia me ayudó a ordenar y aclarar la ideas. Vislumbra que navego en un océano tempestuoso de culpabilidad; ese sería mi demonio, un diablo que se hizo independiente y que ya no necesita de una causa, de una norma quebrantada por mí para molestarme y posesionarse de mi yo. Me hizo ver además, que mi fantasía no es exactamente de sometimiento, es decir, si lo es; estoy sometido, estoy atado, aparezco crucificado, golpeado, pero no me han logrado doblegar, ni siquiera ese es el objetivo, sólo recibo (en esas pesadillas) mi merecido, mi condena para algo que hice; en el fondo no reconozco poderes sobre mí, ni me excita hacerlo. En eso, Claudia dice parecerse a mí, dice que sus fantasías son similares a las mías, incluso más tenebrosas; víctima es la palabra que las resumiría, víctima en vez de sumisión, víctima la princesa, la reina que cae, la diosa sacrificada que succiona el dolor del mundo y lo toma para sí; de esta manera se define a sí misma, Claudia, la dolorosa. Ya había vislumbrado que no es una chica sumisa, tan sólo masoquista; se lo dije. Ella me dice que estaría dispuesta a serlo conmigo, a ser una dócil sumisa, esclava, muy humilde. También piensa que yo soy el sádico que ella ha buscado desde siempre, dice estar segura de ello y que mi verdadera vocación en el asunto es ser sádico y no masoca. No se hasta qué punto creerle, es más, creo que no me gustaría tanto que fuera sumisa (aunque yo tampoco me cierro a ser el amo y señor). Veremos, ya veremos.