Hoy hablé con Claudia. Dice estar marcada por una fatalidad. Desnudamos mutuamente algo de nuestra alma, reconocimos cosas que no habíamos reconocido ante nadie. Elegimos nuestro averno. Me pide que no nos dejemos de contactar, que mantengamos esta ansiedad; ¿será?, no hay manera de saberlo con certeza, pero el juego es atractivo.
Me gusta que se llame Claudia, que sea melancólica y triste, y amarga.
El vino es amargo, sobre todo el tinto, pero no por eso deja de gustar a muchos.
«La bruja»: Adelaide Crapsey; poema y análisis.
Hace 3 horas
1 comentario:
jajaja. sos muy fresco para escribir =D. felicitaciones. Eros
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